martes, 14 de julio de 2009
Y el agua fresca...
No hemos hecho más que empezar y ya seguro os ha aparecido ese dulzor en la saliva ¿no? Antes de seguir leyendo, y para que tenga su real sentido, bebe agua...
Agua fresquica, con el vaso humedecido por fuera y cuando hayas saciado tu sed, admirarás entonces lo bonito que es si lo miras a contraluz, lo agradable que resulta al tacto el frío del cristal...
Aún así no hay nada como acariciar directamente el agua, pasar la palma por la superficie, hundirla levemente y formar olas con la mano. Me recuerdo haciendo esto en la piscina mientras giro sobre mí misma y la sensación de estar medio flotando... y el agua fresca rodeándome.
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